No podéis ni imaginar la cantidad de veces que mucha gente me pregunta en medio de una visita quién es ese personaje que se muestra a la vista de todos en medio de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia y que suscita tantas críticas. Pues bien. Deciros que he leído verdaderas barbaridades como que „arranquen esa escultura de ahí“, que „ese tipo fue un asesino“, que „menuda vergüenza de tipo“, que „qué asco“…Vamos pues por pasos. Se sabe de él que nació en Morella hacia finales del S XIII aunque la fecha sigue siendo incierta. Sí sabemos que murió en el cap i casal en 1333 y que efectivamente fue un asesino pues acabó con la vida de su esposa Na Carbona a la que encontró casualmente cometiendo adulterio con uno de sus escuderos. Asesino? Sí, con letras mayúsculas, pero por otra parte no se puede analizar con los mismos ojos con que se mira una ofensa a una mujer por parte de un hombre en el S XXI pues ocho siglos nos separan y tenéis que saber que el hombre en aquellos tiempos veía mancillado su honor si esto sucedía y, como acabó pasando con nuestro personaje de hoy, fue exculpado. Injusto? A ojos de hoy no me cabe ni la menor duda. A ojos de los hombres de entonces era lo que era y yo no soy nadie para juzgar lo que aquellas mentes y su código ético decidieron que sucediese, aunque resulte detestable desde un mucho más avanzado modelo de pensamiento como es el de nuestros días en el que gracias a Dios él no se hubiese ido de rositas por el atroz crimen cometido.
Dejando está cuestión a un lado porque no me apetece seguir profundizando en ella, sí que me voy a centrar en lo que de positivo hizo nuestro personaje por el Reino de Valencia y por la defensa de sus fueros.
Alfonso IV de Aragón y II de Valencia, el conocido como „El Benigno“, hijo de Jaume II y Blanca de Nápoles, casó en segundas nupcias con Leonor de Castilla, con quien tuvo al Infante Don Fernando de Aragón, pero con su primera esposa, Teresa de Entenza, heredera del Condado de Urgel, tuvo entre otros vástagos a nuestro rey Pedro, Pere „el del punyalet“, el rey „Ceremonioso“. Pues imaginemos ahora las constantes intrigas de la segunda esposa, Leonor, para que el rey Alfonso acabe cediendo a sus ruegos y separando de la jurisdicción real algunas ciudades y villas del Reino de Valencia para entregárselas en propiedad a su hijo Fernando. Una verdadera afrenta pues desde Jaume I se da valor a un privilegio repleto de significado que obliga al monarca, es decir, todos los sucesores del conquistador, a jurar „els Furs“ como reconocimiento al nuevo reino, un paso importante repleto de significado y una ley de derecho moderno en plena Edad Media. Lo que Alfonso estaba llevando a cabo era un contrafuero, un insulto y una ilegalidad pues las leyes más sagradas de los valencianos lo impedían. Así, los representantes de las ciudades y villas afectadas (Xátiva, Alzira, Sagunt, Morella, Castellón y Burriana) se reunieron en Valencia y le designaron como „jurat en cap“ para defender los fueros ante el rey. Quizá el hecho de que nuestro personaje representase una de las villas soliviantadas le llevase por designación de las demás a dar la cara por todos y ser la voz del pueblo.
Encontrándose el rey en Valencia en 1333 , justo el mismo año que fallece el personaje misterioso, allá se dirige éste para hacerle ver el error en que ha caído. El rey se retracta y anula su decisión, pero ay! la castellana, la cual no actúa igual pues ve debilidad en su marido, afirma airada ante todos que si esto estuviese en manos del rey de Castilla, su hermano Alfonso XI, les habría cortado la cabeza a todos en un santiamén. Cómo reacciona el rey Alfonso? Contesta: „Reina, reina!, el nostre poble és franc e no és així subjugat com és lo poble de Castella, car ells tenen a Nós com a Senyor e Nós a ells com a bons vassalls e companyons“ (reina, reina, nuestro pueblo es libre, y no está sojuzgado como el pueblo de Castilla, porque ellos me tienen a mí como a Señor y nosotros a ellos como buenos vasallos y compañeros). Y adiós muy buenas. Tema cerrado. Lo más cinematográfico de esta historia es que se cree que nuestro hombre pudo haber apostado hombres por diferentes partes de la ciudad que se habrían puesto a su servicio si el rey no hubiese dado su brazo a torcer…y quién sabe cómo habría acabado esto.
En 1993 el escultor Manuel Rodríguez Vázquez honra su figura como defensor de los fueros de Valencia y, como burrianero que soy, la defensa de estos en mi propia ciudad y en muchas otras de vital importancia para el reino.
Ahí lo dejo. SABÉIS DE QUIÉN HABLO? Una pista más: la gran compositora castellonense Matilde Salvador cuenta con una ópera basada en este personaje y su momento cumbre en defensa de la integridad de un pueblo.
Por cierto que del hijo de Alfonso y Leonor, el infante Don Fernando, tampoco es baladí su corazón partido entre aragoneses y castellanos, lo cual forma parte de las muchas traiciones acaecidas en plena guerra de „los dos Pedros‘. Pero eso…suena a otro día.