Donde residía la esencia del teatro en pleno Siglo de Oro? Definitivamente en Sevilla, que recoge el relevo poblacional de la Valencia del S XV, Madrid como sede de la corte real y finalmente Valencia. A ella asistían artistas errantes esperados con muchas ganas por los ciudadanos, lo cual no significaba que la obra fuese a tener excesivo éxito. De las obras religiosas se fue pasando paulatinamente a las comedias y piezas más ligeras que recaudaban mucho más.

El Corral de la Olivera, situado en la plaza de la Olivera cercano a la calle Comedias y otras calles que giran alrededor de esta temática como Vestuario, Tertulia y Nocturnos -academia que da para un par de posts bien nutridos!- fue un buen ejemplo de teatro que ensalzó el arte dramático laico. Dramaturgos como los brillantisimos Lope de Vega o Guillem de Castro escribieron obras que serían representadas en él para solaz de los valencianos. El término comedia, sin embargo, se ha de entender como toda obra teatral antepuesta a lo religioso y por tanto profana y no como la entendemos hoy en día.

Las primeras obras laicas, las cuales mezclaban ballet y ópera, se llevaron a cabo en el Palacio Real -recordad que estaba situado en el actual jardín de Viveros-de manos de la refinada corte de Germana de Foix y su esposo el Duc de Calabria. Clarísimamente se trataba de un teatro pensado para la gente mas elitista.

En el S XVI el arte dramático va escapando de la garra de la iglesia pero los teatros de la ciudad realizan una labor social impecable pues son dirigidos por el Hospital General con la intención de recaudar fondos para atender a los pobres ya que desde la Edad Media la sanidad está respaldada por donaciones caritativas o municipales. Así y todo fue una actividad que se veía intensamente ligada a una valencia en crisis donde la delincuencia y la prostitución campaban a sus anchas. No sería nada fácil mezclarse entre una gente de la que podía encontrarse de todo, hasta lo más indeseable. Y también estudiantes de los Estudios Generales. Muchos estudiantes!

De los actores independientes que circulaban de ciudad en ciudad se pasó con el tiempo a las compañias teatrales como la del gran sevillano Lope de Rueda, el cual se casó en la ciudad de Valencia. Entre su grupo de actores había mujeres que interpretaban papeles masculinos como se sabe.

El primer corral de la Olivera antes citado sufre un pavoroso incendio y desaparece devorado por las llamas en 1619. El nuevo teatro renacido de las cenizas como un poderoso Ave Fénix contaba con tres puertas que miraban a la calle Comedias de las cuales una daba al patio principal mientras que las otras dos lo hacían al primer piso, reservado a familias nobles y personajes importantes de la ciudad, y el segundo a las mujeres. Sobre el tablado, de forma poligonal para disfrutar de la obra desde todos los puntos del local, los actores y detrás una serie de habitaciones y pasillos para un rápido cambio de ropa. Por cierto que las obras se representaban de día pues al caer la noche las calles no aportaban seguridad en absoluto como comentaba más arriba.

En el XVIII la presión eclesiástica fue tan directa y feroz teniendo mucho que ver en ello la insistente oratoria del arzobispo Mayoral que la Olivera acabó cerrando. El arzobispo tenía bajo control al hospital y su apoyo era primordial en momentos de crisis, lo que supuso junto a un terremoto que dañó una parte del teatro la penosa decisión de su demolición. El rey secundó a Mayoral.

Por cierto, en aquel entonces existía otro teatro llamado „Dels Santets“ localizado cerca de la iglesia de Santo Tomás en Valencia, no muy lejos del primero.

Pronto el barroco en Valencia !!! Estad atentos a nuestra web.