Proyectada por Miguel Fernández, discípulo del maestro Francesco Sabatini
Lo que originariamente fue un bastión defensivo que vigilaba las márgenes del río Túria de incursiones enemigas y posteriormente una gran puerta de muralla con torre defensiva en etapa musulmana, que vería impotente cómo era izado el Pendón Real de la conquista, pasará como espacio fortaleza a manos de los Templarios por su ayuda al rey Jaime I en la toma de la ciudad. Hoy, la Iglesia del Temple es una majestuosa construcción neoclásica que data del reinado de Carlos III, por aquel entonces Gran Maestre de la heredera Orden de Montesa, y que sigue los preceptos clásicos del gran Francisco Sabatini. Su espléndida cúpula, su baldaquino con columnas de jaspe multicolor o los preciosistas frescos de José Vergara bien valen una detenida visita.